A fines de la década del '80
el doctor Pedro Ballester residía habitualmente
en Buenos Aires o La Plata. En la Capital Federal ejercía
su profesión de abogado, pero su centro de actividad
profesional y política era la población
de San Martín.
Atraído por las tentadoras perspectivas que por
entonces ofrecía el negocio de urbanizar fracciones
de campo próximas a una vía férrea,
donde crear pueblos destinados a progresar rápidamente
porque contarían a corto plazo con estación
propia, propuso a sus hermanos y otros familiares que,
lo mismo que él, eran dueños de fracciones
heredadas de la centenaria chacra de don Miguel Ballester
y Flotat, trazar un loteo en la propiedad común
o en sector de ella, para dedicarse a la venta de lotes.
La demanda de tierras para edificar obviamente estaba
asegurada; el exceso de habitantes que entonces adolecía
la Capital a raíz del flujo inmigratorio europeo
impleía el éxodo de muchas familias extranjeras
que podían adquirir un terreno y construir su vivienda.
El doctor Ballester organizó una sociedad comercial
inmobiliaria con su socio en negocios de hacienda, el
doctor Guillermo Lacroze. Se denominó "Sociedad
Villa Ballester" y se encargaría de la administración
del loteo. Ya sus tres hermanos y demás familiares
copropietarios otorgáronle poder especial con facultades
muy amplias que, en cierta medida, lo transformaban en
virtual propietario de aquellos bienes raíces.
El doctor Pedro Ballester podía disponer de las
propiedades con entera independencia. Los poderdantes
fueron: José María Ballester, Elena Ballester
de Medina y Micaela Ballester de Paratcha (los tres hermanos);
Félix Ballester, Sinforiano Ballester, Ernesto
Linares, Romualda Navarro de Ballester y Feliciana Ballester
de Devoto. Además, le confirmaron sendos poderes,
análogos en amplitud, Daniel Ballester (h) y Víctor
Linares. Los tres poderes, ante distintos escribanos,
fueron protocolizados en el mes de mayo de 1889.
El primer loteo trazado abarca una extensa fracción
que se extendía desde los bañados del Río
de las Conchas, mas abajo del viejo camino a San Fernando
- actual Avenida Márquez - hasta la calle Pueyrredón;
y desde la calle Libertad a las vías del ferrocarril,
por ambos costados. La traza urbana que se diseñó
contenía 141 manzanas, enumeradas del 1 al 141;
la mayoría de ellas, eran cuadriláteros
regulares de 100 x 150 metros.
Es bueno señalar de paso que la actual ciudad de
Villa Ballester fue adquiriendo desde principios de este
siglo, unidad geográfica por yuxtaposición
de diversos loteos de terrenos incorporados progresivamente
a la primitiva traza urbana. Son las sucesivas ampliaciones
y "ensanches" que dieron extensión urbana
al pueblo formado en torno al primitivo caserío
que empezó a delinearse en el horizonte de 1889/90.
Por ello y por otras razones ya de tipo emotivo, aquel
loteo fundacional de 1889 adquiere hoy la inconfundible
perspectiva histórica de la que, obviamente, carecen
todos o cualesquiera de los loteos y ventas masivas de
terrenos posteriormente urbanizado hasta bien entrado
el siglo actual.
La primera traza urbana concebida por el doctor Pedro
Ballester para el pueblo destinado a llevar el nombre
de la vieja familia, posee connotaciones de partida de
nacimiento de nuestra ciudad.
La extensa fracción agrícola que tiene por
perímetro la avenida Márquez, las calles
Libertad y Pueyrredón y las vías del ferrocarril,
se ve ahora inserta en el centro de otros numerosos sectores
urbanizados posteriormente. Empero esa ubicación
no le quita el valimiento de constituir la fuente genuina,
el embrión urbano donde comenzó a proyectarse
la historia de nuestra ciudad
Fragmento
de "Historia de una Ciudad" de Francisco Diaaz
Blanco
Diario "La Ciudad" Nº 535